La petrolera planifica una inédita perforación de 3.200 metros laterales con 40 etapas de fractura, un pozo sin precedentes en los desarrollos no convencionales. Gastará entre 12 y 15 millones de dólares.

 Hasta ahora sólo consiguieron ir hasta los 2.600 metros horizontales y unas 35 etapas de fractura: un tope impuesto por la tecnología disponible en el país. Incluso en Estados Unidos hay pocos ejemplos que acrediten haber superado esa distancia subterránea. Ahora el objetivo de la petrolera nacional es llegar a los 3.200 metros (unas 32 cuadras).

El gerente ejecutivo de Recursos No Convencionales de la petrolera nacional, Pablo Bizzotto, informo que buscarán dar un “salto de productividad” con un megapozo geonavegado. Para esto deberán llevar una vez más la tecnología local al extremo porque, por primera vez, cruzarán la barrera de los 3.000 metros de rama lateral.

Bizzotto explicó, durante una conferencia organizada por la Sociedad de Ingenieros del Petróleo (SPE), que el nuevo superpozo contará con unas 40 etapas de fractura. Proyectan finalizarlos en 42 días y estiman un costo final de entre 12 y 15 millones de dólares. Actualmente la petrolera nacional gasta unos 8,1 millones de dólares para sus perforaciones horizontales que, en promedio, tienen 18 etapas de fractura.

La principal apuesta delineada por Bizzotto es la reducción de costos. Desde 2013 a esta parte YPF ensayó algunos pozos “extralarge”. Por ejemplo, a finales de 2015 la compañía informó lo que se denominó como la evolución del LLL-992, un pozo estelar en Vaca Muerta. La perforación costó 19 millones de dólares. Posteriormente se indicó que los siguientes trabajos demandaron entre 13 y 16 millones de dólares.

Aquellos pozos desembarcaron en El Orejano, el bloque de shale gas que la firma explota junto a Dow, y se utilizaron tecnologías que permiten realizar múltiples fracturas en una sola maniobra. Entre los beneficios apuntados se destacó la reducción en la volumen de agua y la necesidad de una menor potencia de bombeo. También se mejoró el control sobre la fractura aumentando el volumen del reservorio estimulado.

Con esta nueva perforación se espera tocar el principal yacimiento no convencional que tiene la compañía (junto a Chevron): Loma Campana y será durante el segundo semestre. En esta zona se encuentran la mayoría de los 555 pozos que YPF tiene en producción sobre Vaca Muerta. Con la caída del precio internacional del crudo, el área había entrado en una suerte de parálisis.

La curva de aprendizaje sobre la roca madre de la Cuenca Neuquina está llevando menos tiempo del que le insumió a los ingenieros norteamericanos conocer sus resorvorios. Pero para llegar hasta el punto actual se necesitó de pruebas y ensayos. Hoy el 30% del crudo y del gas neuquino es no convencional.

El plan de perforaciones verticales que marcó la primera etapa en Loma Campana y que luego YPF anotó directamente como pérdidas quedo atrás. El ingreso de nueva tecnología sirvió para acelerar el proceso de cambio y volcar los planes de las compañías a perforaciones horizontales.

Los grandes jugadores del mercado petrolero se apoyaron rápidamente en esa apuesta. Por ejemplo Shell informó recientemente que redujo sus costos de perforación de 14 a 10 millones de dólares para pozos de 1.500 metros de rama lateral y 15 etapas de fractura. Mientras que  Exxon ubicó a Vaca Muerta en el portafolio global de la compañía conBajo del Choique X-2. Fue el primer superpozo en la formación no convencional neuquina y tuvo un rendimiento de unos 800 barriles diarios en los primeros meses.

Ahora resta saber cuál es la medida de Vaca Muerta. El tiempo de la segunda ola de inversiones para la formación no convencional está en marcha y demandará no menos de tres a cinco años en conocerse cuál será su horizonte.

La compañía consiguió una zona de confort con pozos de 1.500 metros horizontales y 18 etapas de fractura. El costo para estos proyectos ronda los 8,1 millones.

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