El desmantelamiento de plataformas y pozos con más de 25 años de operación está aumentando drásticamente, más de 700 unidades offshore de petróleo y gas están programadas para el término de la producción o fin de productividad en los próximos cinco años. Los gastos de desmantelamiento deberán crecer de US $ 3.500 millones al año actualmente a US $ 6.000 millones para 2022. De esa cantidad de pozos en fines de operación, cerca del 19% están en el Mar del Norte, representando el 17% de los gastos mundiales de desmantelamiento. Actualmente son tres las regiones de mayores actividades de descomisión global: Mar del Norte, Golfo de México y Asia (Pacífico). En el Golfo de México, cerca de 55 campos estarán en este programa, entre 2018-2022, con gastos previstos superiores a unos 3.000 millones de dólares.

De acuerdo con el IHS Markit’s Offshore Decommissioning Study Report, hay previsión de dos mil proyectos de desmantelamiento en el mundo para el período 2020-2040, que significarán gastos por el orden de US $ 200 mil millones, ya involucrando países como Brasil, Angola, Australia, Indonesia , Nigeria y Tailandia, entre otros. En Brasil se encuentran en operación 150 unidades offshore donde, de acuerdo con la ANP, el 54% está operando desde hace más de 25 años. Hay 74 plataformas fijas programadas para desmantelamiento, entre 15 y 20 están con aviso a la ANP de que serán descomisionadas a partir de 2020.

Entre los días 19 y 21 de este mes hubo una importante conferencia internacional sobre este tema en Houston, organizada por Bratecc, la Cámara de Comercio Brasil Texas, con apoyo y patrocinio de Sobena. El encuentro tuvo la presencia de 300 profesionales de varias empresas estadounidenses y brasileñas. La Misión de la Sobena, encabezada por Ronald Carreteiro tuvo la participación del 7% de los participantes, con 12 empresas. El Golfo de México ha sido la región con mayor número de plataformas descomisionadas, aproximadamente 4.000, y con más de 6.000 estructuras de petróleo y gas instaladas. Mientras que América del Norte es el mayor mercado para la desmantelamiento, Europa tiene el mayor gasto de desmantelamiento, sobre la base del tamaño y volumen de las estructuras descomisionadas en el Mar del Norte. Statoil, Total, Chevron, ExxonMobil, Shell y ConocoPhillips lideran la lista de operadores con actividades de desmantelamiento. Además de América del Norte y de Europa, Angola y Nigeria impulsarán la actividad en África, mientras que México y Brasil serán el foco de la demanda de descomisión en América Latina a partir de 2019/2020. Cada año, la industria del petróleo ha deshabilitado un promedio de 100/120 proyectos.

En cuanto a las regulaciones, el escenario es el siguiente: En el ámbito global se discuten inconsistencias entre los Convenios de Ginebra de 1958, Londres 1972 y su Protocolo de 1996, LOSC y las Guidelines OSPAR y, en el marco de los Convenios Regionales son muchos y diferentes los instrumentos así como los reglamentos internados por los Países adherentes a las tratativas de la descomisión. En Brasil todavía no hay una regla completa para el tema, aunque el país esté aderido en los principales convenios internacionales. Pero se espera para junio de 2018 que las revisiones de las resoluciones sobre descomision sean publicadas.

De forma resumida, para una Plataforma Fija las alternativas son dos. O se hunde o se quita la plataforma del mar, parcial o totalmente. Para justificar el hundimiento, se vinculan los beneficios de los arrecifes de corales y la “oportunidad” de estar contribuyendo a la diversidad marina. Los costos involucrados en la actividad de descomisión también varían por tipo de plataforma. En general, los costos históricos de descomisión para plataformas en el Golfo de México han girado en el rango de US $ 500 mil a US $ 4 millones para estructuras de aguas poco profundas. Son desmontajes del Pozo, Subsea y Topside. La industria de desmantelamiento está saliendo de la incubación. Sin embargo, debido al creciente número de activos destinados a la descomisión, junto con las consideraciones regulatorias y ambientales cada vez más rigurosas relativas a las operaciones offshore, esto se está convirtiendo en una prioridad técnica y comercial para los operadores offshore, astilleros y empresas de ingeniería.

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