WindEurope, la asociación de la industria eólica europea, ha publicado un informe -Financing and Investment Trends- según el cual el año pasado el sector invirtió en el Viejo Continente 27.000 millones de euros (casi 520 millones cada semana). El músculo financiero continúa pues robusto (la cantidad es similar a la de los años anteriores), pero la tecnología ha sido en 2018 más fructífera que nunca antes. Y es que, gracias a la caída de los costes de instalación (debida a los constantes avances tecnológicos), sobre todo en eólica marina, esos 27.000 millones de euros van a servir para poner en marcha nada más y nada menos que 16.700 nuevos megavatios eólicos, según WindEurope.

Según el estudio Tendencias de Financiación e Inversión de WindEurope, la mayoría de las inversiones anunciadas el año pasado han ido a parar a tierra firme -12.500 megavatios-, mientras que los restantes 4.200 megas (que se van a llevar el 38,5% de los 27.000 millones arriba señalados) serán ejecutados mar adentro. Un megavatio de potencia eólica terrestre demanda hoy una inversión de 1,4 millones de euros, cuando hace tan solo cuatro años poner en marcha un mega en tierra firme requería dos millones de euros. Los números de la eólica marina son más llamativos. Instalar un megavatio en el mar en 2015 costaba cuatro millones y medio de euros. Ponerlo hoy en marcha cuesta solo 2,5 millones (un 55% menos).

WindEurope publicó en este informe que; en total 190 parques eólicos de 22 países europeos diferentes anunciaron el año pasado su Decisión Final de Inversión (Final Investment Decision, FID, según la terminología anglosajona). El Norte y el Oeste del Viejo Continente continúan siendo los territorios más beneficiados por esas inversiones. El Reino Unido ha sido el mayor inversor, sobre todo en eólica marina. Suecia ha quedado en segundo lugar. Las inversiones en el Sur y en Centroeuropa -continúa WindEurope- han supuesto solamente el cuatro por ciento del total, “si bien España y Polonia -matizan desde la asociación- han despegado en 2018”.

Además, reza el estudio que 2018 ha sido un año con mucho movimiento en el sector. WindEurope estima que 24.100 millones de euros han sido invertidos en la adquisición de parques eólicos, “incluidos proyectos en fase de desarrollo y compañías del sector implicadas en esos desarrollos”. La asociación de la industria eólica europea explica que ese volumen es “mucho mayor” que el registrado en años precedentes. Según WindEurope, la madurez del sector y la feroz competitividad han atraído a más inversores, particularmente del sector financiero. La asociación considera que ello ha sido debido a la creciente confianza que inspira entre los nuevos inversores la tecnología eólica.

Por otro lado, el estudio Tendencias de Financiación e Inversión de WindEurope señala que los promotores trabajan cada vez más, financian sus proyectos cada vez más frecuentemente, con deuda. Además, los nuevos modelos de negocio han impulsado la diversificación de los inversores, entre los que hay bancos, agencias de crédito y otros organismos institucionales. La confianza en la tecnología ha hecho caer los tipos de interés y las primas de riesgo, de modo tal que el capital que llega al sector es cada vez más barato.

El presidente ejecutivo de WindEurope, Giles Dickson, dijo: “la energía eólica ha atraído el 60% de la inversión que ha habido en Europa en nueva potencia de generación en 2018. Y este año se ha convertido en el año en que más potencia eólica ha sido financiada. La reducción de los costes de instalación significa que los inversores pueden poner ahora en marcha más potencia por cada euro que invierten. Y como las agencias de crédito se sienten cada vez más cómodas, los costes de financiación están cayendo también”

Giles Dickson alerta no obstante que “Europa debe mantener el ritmo inversor si quiere cumplir con su Objetivo 2030 del 32% de cuota renovable”. Dickson se queja de la insuficiencia de los proyectos, de la lentitud de las administraciones a la hora de tramitar los permisos, autorizaciones y demás y del hecho de que muchos gobiernos aún no hayan aclarado suficientemente en sus Planes de Energía y Clima cuáles son sus objetivos eólicos: “si son claros y ambiciosos, ello supondrá una señal de cara a los inversores que hará viables los proyectos”.