Ya la firma española cuenta con 11 centrales en el país y proyecta otras nueve. En el noreste brasileño la productividad del viento supera el 50 por ciento entre julio y noviembre.

Marcelo Assunção, un criador de ganado de 27 años, le mostraron un día un vídeo para explicarle cómo funcionaban en España aquellas máquinas que él no había visto nunca. “Cuando llegaron, en 2016, y las instalaron, nos asustamos un poco con el ruido”, confiesa. Ahora comparte con otros 17 propietarios 15 de esos molinos de viento gigantescos. Recibe algo más de 2.000 reales (unos 500 euros) al mes y puede mantener sus 20 cabezas de ganado pastando bajo los aerogeneradores. “Ocupan poco espacio, o sea que tampoco hay tanta diferencia.

Cuenta Assunção que con este dinero extra pudieron construir un pozo que les ayuda en la época de sequía”. Sus fincas forman parte de un complejo de ocho parques eólicos, con 117 generadores en total, instalados en cuatro municipios vecinos de la zona por la compañía española Iberdrola.

Río Grande do Norte, es una de las regiones más pobres de Brasil y se encuentra al noreste del país. Pero los especialistas apuntan que sus vientos son de los mejores del mundo para aprovecharlos en la generación de energía. Son fuertes, constantes y unidireccionales. De esa forma, los molinos no necesitan cambiar todo el tempo de dirección para buscar los vientos más adecuados.

Elbia Gannoum, presidenta de la Asociación Brasileña de Energía Eólica explicó que “Es un viento muy especial, un recurso incomparable que permite una productividad más alta a un costo menor”. Gannoum lo ejemplifica con cifras: mientras en Europa la productividad del viento es del 28 por ciento, en el noreste brasileño supera el 50 por ciento en la época ‘zafra de los vientos’, entre julio y noviembre.

Debido a esto se están concentrando en el noreste  los esfuerzos de Brasil por superar su retraso en el desarrollo de energías renovables. Con otros recursos energéticos disponibles, como el petróleo o la producción hidroeléctrica, el país no se incorporó hasta 2009 a la carrera por el desarrollo de la eólica.

A pesar de ser el quinto país del mundo en superficie, solo ocupa el octavo lugar en producción de energía a partir del viento, pese a sus inmensas posibilidades. La aspiración ahora es subir hasta el sexto puesto, tras haber adjudicado 213 parques para construir hasta 2023. En la actualidad el país cuenta con 518.

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