Las empresas petroleras estatales del Ecuador, deberán superar al menos tres obstáculos, para poder concretar el más complejo de los procesos de fusión en los que está empeñado el Gobierno, como parte de su política de optimización del Estado. La enorme carga laboral, la homologación de remuneraciones y el comprometimiento de la oferta exportable por varios años en contratos de largo plazo, son los puntos más sensibles a la hora de generar una empresa más eficiente y sólida.

Petroecuador y Petroamazonas, tienen 11.803 empleados con una carga salarial que llega a US$201,9 millones al año. De Petroamazonas son 7.386 trabajadores (marzo 2018) y 4.417 de Petroecuador (enero 2018), según los últimos datos de sus web.

Existen grandes diferencias en remuneraciones, a pesar de tener un cargo similar. Por ejemplo, el gerente general de Petroamazonas gana US$8.685 al mes, y el gerente de Petroecuador recibe US$6.210.

El ministro del Trabajo, Raúl Ledesma, en lo laboral, da luces sobre cómo será el proceso: “Habrá un análisis del perfil de puestos para no duplicar las funciones. La idea es no tener pipones, sabemos que han entrado en los últimos quince años, hay que identificarlos y no dejar que sigan malgastando la plata de los ecuatorianos”. El análisis irá por el desempeño de cada persona, pues no se puede prescindir de trabajadores con años de experiencia.

Para la Federación de Trabajadores Petroleros, los derechos laborales y la estabilidad son preocupaciones. Su presidente Jorge Cevallos recuerda que Petroecuador en su momento fue una sola empresa y que el traspaso de Petroproducción a Petroamazonas en 2013 puede haber obedecido a que se buscaba una optimización, pero también debilitar a los sindicatos. Considera que la unificación de Petroamazonas –que se encarga de extraer el crudo– y Petroecuador –de refinación, transporte y comercialización– dará lugar a una empresa más sólida y eficiente, y que la intención del Gobierno sería sacar adelante las empresas en esta coyuntura de falta de liquidez.

El director de Proventus, Roberto Anker, considera que esa fusión es una oportunidad muy favorable para el Estado. Al consolidar las operaciones petroleras en una sola entidad se puede armar una empresa sólida, rentable y de gran escala.

Ambas entidades no han estado comportándose como verdaderas empresas sino como entes del Estado que han entregado los recursos al fisco y luego han debido pedir para las inversiones. Por ello, propone que esta fusión sirva para poner la casa en orden y luego acudir a las Bolsas de Valores nacionales y extranjeras en busca de inyección de capitales. De esta manera, se evita que la empresa dependa del presupuesto del Estado, explicó Anker.

El directivo de Proventus asegura que este modelo de financiamiento en Bolsa no es nuevo y hay casos exitosos como el de Ecopetrol en Colombia, en el cual incluso miles de colombianos tienen acciones. Sin embargo, en este camino, hay pasos complejos, como sanear el comprometimiento de la producción petrolera por varios años que se ha hecho a las empresas Petrochina, Unipec y Petrotailandia, así como la gestión de créditos que deben ser subsanados.

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