Las grandes empresas se rebelan contra la salida de EEUU del acuerdo de noviembre

El presidente de EE UU, Donald Trump, ha hecho público lo que ya anticipó la semana pasada en la reunión del G7 en Taormina: que EEUU se desligaría de los compromisos del Acuerdo de París. Según sus palabras, este acuerdo sobre cambio climático es “un ejemplo de un trato que es desventajoso para Estados Unidos”, en una rueda de prensa en la Casa Blanca en la que anunció la salida del país de ese acuerdo internacional. Trump indicó que Estados Unidos “cesará todas las implementaciones” de los compromisos climáticos alcanzados en París a finales de 2015.

Este pacto, que entrará en vigor en noviembre, establece un compromiso de reducción de emisiones de efecto invernadero a partir de 2020 (hasta esa fecha estarán en vigor los acuerdos del Protocolo de Kioto, que no suscribieron ni EE UU ni China) y la obligatoriedad de adoptar medidas para evitar que el aumento de la temperatura durante este siglo se quede entre los 1,5 y los 2 grados respecto a los niveles preindustriales.

El anuncio de Trump supone un duro revés para las empresas más contaminantes de países desarrollados y no desarrollados (todos están afectados por el acuerdo de París). Estas gastan una cantidad de recursos importantes en sus planes para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y los objetivos marcados en sus estrategias, en las que incluso algunas establecen un futuro sin huellas de carbono, pueden quedarse en papel mojado si los países (y por extensión las empresas) más contaminantes del mundo, como EE UU, se salen del acuerdo.

Las grandes empresas estadounidenses se han rebelado contra la decisión de Trump y le han pedido que rectifique la decisión. Darren Woods,consejero delegado de la petrolera Exxon, escribió personalmente una carta a Trump a principios de mayo instándole a suscribir el acuerdo. “EE UU está bien posicionado para competir con el acuerdo y contar con un sitio en la negociación para establecer las reglas de juego”. Otras petroleras como Chevron o Exxon Mobil se han pronunciado también en ese sentido. Un apoyo que puede parecer en primera instancia contradictorio. La principal razón de ese apoyo se centra en que el acuerdo de parís prima la producción de gas natural, del que las petroleras poseen ingentes reservas, frente a la de carbón.

Pero el apoyo al Acuerdo de París no se limita a las petroleras. Compañías tecnológicas como Microsoft, Apple o Google, o grandes multinacionales como Gap, Starbucks, Adidas o L’Oréal también han pedido a Trump que suscriba el acuerdo. China, el otro gran país contaminante que no suscribió el acuerdo de Kioto, ya ha dejado claro que este acuerdo sí lo suscribirá. “Nuestras palabras tienen peso y nuestras acciones deben tener éxito”, manifestó en rueda de prensa en Berlín junto a la canciller alemana, Angela Merkel, al ser preguntado por su posición ante el Acuerdo de París, que Estados Unidos puede abandonar. El primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró que su país “asume su responsabilidad internacional” y respetará su compromiso con el Acuerdo de París contra el cambio climático.

La salida de EEUU también establece un escenario desequilibrado. En un lado, los países de la UE, sometidos a restricciones muy elevadas para cumplir las reglas de París, y por otro EEUU, sin límites en la contaminación. El consejero delegado de Acerinox, Bernardo Velázquez, advirtió ayer de los riesgos que conlleva el empeño europeo de liderar la reducción de emisiones en el mundo. Y puso como ejemplo el cierre de fábricas en el continente que provocará que el acero llegue desde China en barco, lo que, a su juicio, contaminaría un 50% más.

 

Nada más conocerse la decisión, el consejero delegado de Tesla y SpaceX, Elon Musk, anunció  su salida de los consejos de asesores del Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump. “Dejo los consejos de asesores presidenciales. El cambio climático es real. Dejar París no es bueno ni para EEUU ni para el mundo”, afirmó Musk en su cuenta de Twitter. El empresario participaba en los consejos de Asesoría Económica y la Iniciativa por Empleos Manufactureros creados por Trump poco después de llegar a la Casa Blanca en enero pasado para analizar ideas a fin de revitalizar la economía estadounidense.

Musk, creador de los coches eléctricos Tesla y la compañía aeronáutica SpaceX, había insistido en sus encuentros con Trump en la necesidad de aplicar un impuesto a las emisiones de carbono para incentivar el consumo y la inversión de energías renovables.

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